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julio 2022

Nº 40


MISAS DEL MES:

Sábado 2: en Argüero, a la una, por Zulima Ordieres; en Oles a las 5; en Tazones, a las 5 y media, boda de Sofía y Sergio; en San Martín del Mar, a las 7, por intenciones Mercedes Alonso; en Castiello, a las 8, por Félix Fernández.

Domingo 3: en San Justo a las 10; en Careñes a las 12; en Bedriñana, a la una, en honor a la Virgen de la Velilla y en San Miguel de Arroes a las 5.

Sábado 9: en Argüero, a la una, por Juan Dimas; en la capilla de Santiago a las 5; en Tazones a las 6; en San Martín del Mar, a las 7, por Pepe y Marina y en Castiello a las 8.

Domingo 10: en La Lloraza a las 10; en Bedriñana, a las 11, por Argentina Muslera y Federico Tuero; en la carpa del campo de fútbol de Villaverde, a las 12, en honor a San Antonio; en Careñes, a la una, aniversario de Marino Díaz y en Arroes, a las 5, por Argentina.

Sábado 16: en Argüero, a las 12 y media, boda de Alba y Senén; en Oles, a las 5, por Araceli y Tilo; en San Martín del Mar, a las 7, por Maruja y Ubaldino; en Castiello, a las 8, en honor a la Virgen del Carmen.

Domingo 17: en Bedriñana, a las 11, por Marcelina, Genaro y sus padres; en Careñes a las 12; en el club Albatros de San Martín, también a las 12, en honor a la Virgen del Carmen; en Tazones, a la una, en honor a la Virgen del Carmen y en San Miguel de Arroes a las 5.

Viernes 22 (¡ojo al cambio!): en Tuero a las 6.

Sábado 23: en Argüero a la una; en la capilla de Santiago a las 5; en Tazones a las 6; en San Martín del Mar, a las 7, por Enrique y Aurora y en Castiello a las 8.

Domingo 24: en Bedriñana, a las 11, por Alvaro García y Mª Luisa Barro; en Villaverde, a las 12, por Julián; en Santiago, a las 12 y media, en honor al patrono y en Arroes, a las 5, por Nelly Piñeiro.

Lunes 25: en la capilla de Santiago, a la una, por los difuntos de la parroquia.

Sábado 30: en Sariego a las 12; en Argüero a la una; en la capilla de Santiago a las 5; en Tazones a las 6; en San Martín del Mar, a las 7, por Malena Rueda y en Castiello a las 8.

Domingo 31: en Oles (iglesia antigua) a las 10; en Bedriñana, a las 11, por Manuel Granda Sánchez; en Villaverde, a las 12, en honor a la Virgen del Carmen y en San Miguel de Arroes a las 5.


OTROS AVISOS:

-En la colecta que hicimos el día de Corpus en favor de Caritas se recaudaron las siguientes cantidades: Argüero 44,36 euros; Bedriñana 87,22; Careñes 131,20; Castiello 43,31; Oles 27,16; San Martín del Mar 181,92; Tazones 27,72 y Villaverde 50 euros.

-En el capítulo de obras últimamente se pintó el cementerio y el exterior de la capilla de Tuero y en Arroes se hormigonó la zona del altar exterior, que se utiliza el día de la fiesta.

-Comentando con unos y con otros, finalmente decidimos organizar la excursión a Fátima los días 27, 28 y 29 de julio (miércoles, jueves y viernes). Para no pasar el tiempo en el autobús dormiríamos allí dos noches. Cuando sepa precios, ya os lo comunico.


OPINION:

Un recuerdo para don Gabino

Me sorprendió para bien el despliegue que hicieron los dos grandes periódicos regionales con motivo de la muerte del Arzobispo emérito, don Gabino, a pesar de que habían pasado ya más de veinte años desde su jubilación.
Me sorprendió para mal que el número de fieles en su funeral no fuese muy elevado, aunque políticos había bastantes y de casi todos los colores.
Y me sorprendió para regular la homilía que don Jesús, que ese día no estuvo especialmente inspirado.
Los medios obviamente se hicieron eco de las opiniones que sobre el difunto vertían personajes varios, eclesiásticos o civiles, más o menos relevantes, y ciudadanos de a pie que cantaban loas al finado, como suele suceder casi siempre que fallece alguien.
Y no será un servidor quien diga que no se mereciese don Gabino tales alabanzas, pero hasta el más ingenuo sabe que en un gobierno de treinta y pico años (y el del obispo es también un cargo de gobierno), por muchas luces que haya, es inevitable que haya también alguna sombra.
De entre las virtudes que destacaban algunos de monseñor Merchán subrayo con tres rayas lo de que “nunca hablaba mal de nadie”, porque eso sólo está al alcance de los santos.
Desde luego, en las más bien pocas ocasiones que coincidí con él puedo certificar que así fue: ni una mala palabra hacia nadie, pero hasta los que más horas y días compartieron con don Gabino dicen lo mismo y eso, repito, ya es suficiente para calificar al personaje de sobresaliente. Para no repetir la retahila de virtudes que unos y otros le atribuían a Merchán voy a citar una que no leí ni oí estos días, pero que a mi entender es muy importante en un obispo: la de evitar la tentación de tener su grupete de curas amigos para cuchipandas y chismes.
Porque en este gremio tenemos también nuestras tentaciones y siempre hay curas que procuran arrimarse al obispo de turno tan pronto como aterriza en Ranón, se supone que por aquello de que “a quien buen árbol se arrima…” Y, como todos somos más o menos débiles, algunos obispos caen en la tentación y se dejan querer, por no decir engatusar.
Y no quiero decir que por eso sean peores que yo ni los engatusados ni los engatusadores; ellos caen en esa tentación y un servidor en otras. Don Gabino tenía sus curas de confianza obviamente y elegía para determinados cargos a los que consideraba más apropiados, pero no cayó en la tentación de ese capillismo enfermizo.
Pues olé para don Gabino por ello.
Y, llegados a mitad de página y conociendo que el abajo firmante no es precisamente la prudencia personificada, me imagino que estará el paciente lector-a esperando a que vierta alguna crítica a la gestión del difunto Arzobispo.
Pues para no defraudarte lo haré, pero, digamos, de forma indirecta.
Me explico: hay virtudes que, si no son bien gestionadas, pueden acabar convirtiéndose en defectos.
Algunos opinantes incluían estos días entre las virtudes de Merchán el hecho de que “dejaba hacer”.
Y en principio claro que es una virtud, pero dejar hacer tampoco significa desentenderse de un asunto o mirar para otro lado. Durante unos años el Seminario parecía la Casa de Tócame Roque, al albur de las ocurrencias del Rector de turno.
Con don Fulano de Rector se prohibía a los seminaristas, por ejemplo, mantener contactos con miembros del Opus Dei, como si fuesen apestados, y al año siguiente llegaba como Rector don Mengano, que se movía en círculos próximos a la Obra.
Una cosa es dejar hacer y otra consentir que un grupo de curas convierta en ordinario lo que el Ritual de la Penitencia prevé como extraordinario y se pongan a repartir absoluciones colectivas como quien reparte rosquillas.
Una cosa es dejarnos hacer a Vicarios y curas y otra consentir que algunos párrocos cambien cada poco de destino y otros se pasen treinta y cuarenta años en la misma parroquia.
O consentir que unos pasen toda su vida sacerdotal en parroquias urbanas y otros no salgan en toda su vida de parroquias de montaña.
Esos problemas y discriminaciones se siguieron y siguen dando, más o menos, en el pontificado siguiente y en el actual.
Una cosa es permitir que los trabajadores de Duro Felguera utilicen la Catedral para sus reivindicaciones y otra muy distinta que conviertan la torre de la llamada Sancta Ovetensis en un zafio escaparate de trapos rojos y colgantijos, colocados con mal gusto.
Una cosa, en fin, es dejar hacer y otra pasarse demasiadas horas en el despacho, con el ordenador, y menos horas de las debidas en la calle, en este caso en las parroquias. En todo caso, creo que todas las diócesis deberían tener un don Gabino cada treinta o cuarenta años. Eso sí, que su pontificado no fuese más allá de los ocho o diez años.
Aquí estuvo demasiados, porque los cambios en Roma le impidieron la promoción al cardenalato, que en verdad merecía.
Al fin y al cabo, por lo general los obispos suelen “hacer juego” con el Papa que les nombra.
Y, si hay cambio de Papa y de estilo de papado, a algunos obispos puede cogerles con el pie cambiado y ciertamente don Gabino quedó un tanto descolocado con algunas novedades que trajo Juan Pablo II, como otros quedaron descolocados últimamente con Francisco. No incluyo en este apartado a don Carlos Osoro, que parece que se bandea con la misma facilidad y felicidad con el Papa Francisco que con sus dos antecesores, lo cual ya no sé si es virtud o defecto, pero parece más lo primero que lo segundo.
Y, como remate final, juego con una suposición: si el procedimiento de elección de obispos fuese más normal, es decir, más eclesial, es decir, con una mayor participación de la base laical y clerical, estoy casi seguro de que don Gabino hubiera llegado igualmente a ser obispo, como hubiera llegado seguramente el asturiano don Atilano.
Pero, en fin, no dejan de ser suposiciones.
De momento las cosas son como son y siempre nos queda el remedio de atenernos a la llamada plegaria de la serenidad, que, más o menos, dice así: “dame, Señor, serenidad para aceptar aquello que no puedo cambiar, valentía para cambiar lo que sí puedo cambiar y sabiduría para reconocer la diferencia”.

J. Manuel Fueyo Méndez