Octubre 2020
Nº 19
MISAS DEL MES:
Sábado 3: en Argüero a la una; en
Oles a las 5 y en San Martín del Mar a las 7.
Domingo 4: en San Justo a las 10; en Bedriñana, a
las 11, por Arturo Solares; en Careñes, a las 12, por Marcelino García; en
Castiello a la una; en Tazones, también a la una, en honor a la Virgen del
Rosario y a San Miguel y en Arroes a las 5.
Sábado 10: en Argüero a la una; en la capilla de
Santiago a las 5; en Tazones a las 6 y en San Martín del Mar, a las 7, por
Víctor y Josefina.
Domingo 11: en La Lloraza a las 10; en Bedriñana, a
las 11, por Bernardo Fernández; en Villaverde, a las 12, por Lola Piñera; en Castiello
a la una; en San Justo, también a la una, en honor a la Virgen del Rosario y en
San Miguel de Arroes, a las 5, por familia Rodríguez Morís.
Sábado 17: en Argüero a la una; en Oles a las 5; en
Tazones a las 6 y en San Martín del Mar a las 7.
Domingo 18: en Bedriñana, a las 11, por Celestino
Fernández Arce; en Careñes, a las 12, por Pepe, Carmina, Miro y Angelina; en
Castiello a la una y en Arroes a las 5.
Sábado 24:en Argüero a la una; en la capilla de
Santiago a las 5; en Tazones a las 6 y en S.Martín a las 7.
Domingo 25: en Oles (antigua iglesia) a las 10; en
Bedriñana, a las 11, por José Antonio, Ramón, Ana María y padres; en Villaverde
a las 12; en Castiello, a la una, por Juani Mijares; en Oles, a las 4,
aniversario de Aurelio Alonso, y en San Miguel de Arroes a las 5.
Viernes 30: en Tuero a las 6
Sábado 31: en Argüero a la una; en la capilla de
Santiago a las 5; en Tazones, a las 6, por los difuntos de la parroquia y en
San Martín, a las 7, por Pepe y Marina.
OTROS AVISOS:
De momento iniciaremos la catequesis, como el curso pasado, los sábados a las 12 en Oles y en Argüero, los sábados después de Misa en Tazones y los domingos a las 5 y media en Arroes. Si hay más de un niño en otras parroquias, buscaremos a conveniencia de las partes día y hora.
En
Bedriñana hemos hecho unas votaciones para constituir un Consejo Parroquial,
resultando elegidas para el mismo Ana Carmen, Ana María, Loly y Carmina.
OPINION:
Aclarando, que es gerundio
-Como varios feligreses me comentaron que, leyendo
la última hoja, les pareció que al cura no le gustaban los coros cantando la
Misa, aclaro para todos que nada más lejos de la realidad.
Lo que quería decir
es que el hecho de que cante o no cante un coro no debe considerarse como
factor determinante para calificar la “calidad” de la Misa.
Mal estaríamos, de
ser así, en estas parroquias, pues sólo hay coro habitualmente en Bedriñana y
en Villaverde.
Habría que concluir que a las misas de las ocho parroquias
restantes les falta “calidad”.
Lo que quería decir también es que quienes
sostienen esa teoría parten de una idea equivocada de la Eucaristía, como si
ésta fuese un espectáculo, en el que unas personas, el cura y pocos más,
“actúan” y los fieles asisten pasivamente.
De hecho, muchos de los que no
acuden habitualmente se justifican precisamente con este argumento: la Misa les
resulta aburrida. Y, si fuese un espectáculo, ciertamente habría que darles la
razón.
Pero un cristiano que se precie debe tener claro que la Misa no es un
espectáculo: es un encuentro con Dios, que se hace presente cuando nos reunimos
en su nombre, y aprovechamos ese encuentro para varias cosas.
En la primera
parte de la Misa lo principal es la escucha de la Palabra.
Dios nos habla a
través de las lecturas bíblicas y nuestro deber es escucharle.
Aunque no nos
quede en la cabeza todo el contenido de las dos o tres lecturas que se leen, porque
habría que tener una memoria prodigiosa, sí debemos escucharlas con mucha atención
e intentar quedarnos con algún detalle, especialmente con aquellos mensajes que
le vengan mejor a uno en ese momento.
Puedes estar pasando una mala racha y
quizás en las lecturas encuentres a Dios que te anima.
Puedes vivir momentos de
duda y la Palabra quizás te aclare ideas.
Puedes estar esos días “metiendo la
pata” y la Palabra te corrige…Y, si no estuviste atento-a a la Palabra de Dios,
porque es muy fácil despistarse, intenta atender a la palabra posterior del
cura en la homilía, que, aunque sea palabra con minúscula, a veces puede
refrescarte la memoria sobre la Palabra con mayúscula.
Además en la primera
parte de la Misa comenzamos pidiendo perdón por lo que hicimos mal durante la
semana previa.
Lo hacemos normalmente rezando el “yo confieso” y los kiries,
pero es un momento para que tú, mientras dices lo de “he pecado mucho” y te das
los tres golpes de pecho, te acuerdes de las faltas más graves que cometiste
durante la semana.
Tras el Credo, con en el que nos unimos a los más de mil
millones de cristianos que profesamos la misma fe y la celebramos cada domingo,
viene la llamada “oración de los fieles”, que refrendas con el “te rogamos,
óyenos” y puedes y debes añadir mentalmente la petición o peticiones que desees
en ese momento: por el ser querido difunto, por el pariente o amigo enfermo,
por tus parientes o amigos ausentes…
La segunda parte de la Misa comienza con el
ofertorio, en el que, mientras el cura presenta sobre el altar el pan y el
vino, tú ofreces en la cesta tu ayuda para costear los gastos parroquiales y de
paso puedes y debes ofrecerle mentalmente a Dios todo lo bueno que hiciste esa
semana, especialmente aquello que te costó más esfuerzo o sacrificio.
En el
momento de la Consagración, si el lumbago o la artrosis te lo permiten, te
arrodillas para expresarle al Señor que crees que se hace presente real y
verdaderamente presente en las especies eucarísticas.
En la plegaria que hay
entre la Consagración y el Padrenuestro, aunque se te escapen algunos detalles,
que no se te escape el memento de difuntos para acordarte mentalmente de los
tuyos, además del difunto o difuntos por los que se ofrezca la Misa ese día.
Al
rezar el Padrenuestro y darles la paz a los de al lado, acuérdate de que para
comulgar con Dios debes estar en comunión con los demás, incluso con aquellos que
te cuesta más aceptar y comprender.
Y recuerda que comulgar con el Cuerpo de
Cristo es arma fundamental en la lucha contra el mal, que te estará amenazando
a lo largo de toda la semana, presentándote tentaciones a todas horas.
Tras la
Comunión, además del “amén” a la oración de acción de gracias que hace el cura,
tú puedes y debes darle gracias a Dios mentalmente por todo lo bueno que te
sucedió durante la semana y por las personas que más te ayudaron o te
beneficiaron.
Y, tanto antes como después de la Misa, si no tienes mucha prisa,
debes aprovechar para hablar con tus vecinos, para alegrate con sus alegrías y
solidarizarte con sus penas, para “hacer parroquia” y vivir la comunión, que
expresas rezando el Padrenuestro y dando la paz.
De propina, si el cementerio
está cerca de la iglesia, qué menos que antes o después de Misa hagas una
visita para dedicarles unos minutinos a tus deudos, rezando por ellos y
limpiando su sepultura, cuando fuere necesario.
Si tienes en cuenta
habitualmente estas recomendaciones, no necesitas que ningún coro mejore la
“calidad” de la Misa y, si no cumples ninguna o casi ninguna, de poco servirá
que amenice la celebración el mejor coro del mundo y la celebre el mejor cura
del mundo, porque la “calidad” de la Misa depende de ti.
Para no poner el
listón muy alto, también estoy convencido de que los fieles que no observen todas
las recomendaciones antedichas, porque nadie se lo enseñó en su día, pero
acuden cada semana a la iglesia, porque saben que por allí anda Dios y le
quieren presentar sus respetos, aunque no se les ocurra decirle nada, seguro
que ese buen Dios se alegra de verles allí y les da su bendición.
En fin, que el
coro puede ser un buen complemento en la Misa, sus canciones pueden ayudarnos a
rezar con otras palabras y transmitirnos mensajes estupendos, pero la “calidad”
de la Misa depende de ti.