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Agosto 2020

Nº 17


MISAS DEL MES:

Sábado 1: en Argüero, a la una, por Aurelio (Pacho), Facundo y hermanos; en Oles, a las 5, por Joaquín; en Tazones, a las 6, por familia Viñes Barro; en la capilla de Requexu, a las 7, por Elena Vigil y por José Fernández Vega; en Castiello, a las 8, por Tere Díaz.

Domingo 2: en San Justo a las 10; en Bedriñana, a las 11, por Federico Tuero y Argentina Muslera; en Careñes, a las 12, por Marcelino García y en San Miguel de Arroes a las 5.

Martes 4: en Tazones, a las 6, por Mary Luz Miravalles.

Sábado 8: en Argüero, a la una, en honor a San Mamés; en la capilla de Santiago a las 5; en Tazones a las 6; en la capilla de Requexu, a las 7, por Enrique Barro y Aurora Estrada; en Bedriñana, a las 8, aniversario de Faustino García y 4º de Marina.

Domingo 9: en La Lloraza a las 10; en Bedriñana, a las 11, por Alvaro García y Mª Luisa Barro; en Villaverde a las 12; en Castiello a la una; en Argüero, también a la una, por los difuntos de la parroquia y en Arroes, a las 5, aniversario de Concepción Villazón.

Sábado 15: en Bedriñana, a las 11, por Enrique, Clementina, Luis, Ramón, Ceferina y Lorenzo; en la capilla de Requexu, a las 12, en honor a la patrona; en Tuero, también a las 12, en honor a la patrona; en Arroes, a la una, en honor a la patrona; en Argüero, también a la una, por J. Luis Iglesias; en Oles, a las 5, aniversario de Rogelio Menéndez y en Castiello, a las 8, 2º aniversario de Cholo.

Domingo 16: en Bedriñana, a las 11, por José Fernández, Elena Rivero y padres; en Careñes a las 12; en Tazones, a la una, en honor a San Roque; en Arroes, también a la una, en honor a San Roque y por los difuntos de la parroquia; en San Miguel de Arroes, a las 5, por Pacita, Gelu e Ismael y en Argüero, a las 6, funeral de Pilar Céspedes.

Lunes 17: en Tazones, a la una, por los difuntos de la parroquia.

Sábado 22: en Oles (antigua iglesia), a las 12, primeras comuniones; en Argüero, a la una; en la capilla de Santiago a las 5; en Tazones a las 6; en la capilla de Requexu, a las 7, aniversario de Angel Eduardo Tuero y en Castiello a las 8.

Domingo 23: en Bedriñana, a las 11, por Marcelina, Genaro y sus padres; en Villaverde a las 12 y en Arroes a las 5.

Viernes 28: en Tuero a las 6.

Sábado 29: en Sariego a las 12; en Argüero a la una; en la capilla de Santiago a las 5; en Tazones a las 6; en la capilla de Requexu, a las 7, por Ernestina Carralero y por José Fdez Vega y en Castiello a las 8.

Domingo 30: en Bedriñana, a las 11, por Manuel Fernández, Josefa y Pepe; en Villaverde a las 12; en Oles (antigua iglesia), a la una, en honor a San Félix y en San Miguel de Arroes a las 5.


OTROS AVISOS:

-Recuerdo nuevamente que todo traslado de restos de difuntos, aunque sea dentro del mismo cementerio, debe ser comunicado al párroco. Y, cuando los restos se lleven a otro cementerio, debe contratarse además un vehículo funerario, pues la Ley prohíbe hacerlo en uno particular. Me refiero en este caso a restos óseos, pues las urnas cinerarias son de libre tránsito.

-En el capítulo de obras lo último realizado fue una acera en el frente de la iglesia y el cementerio de Villaverde. Poco a poco les irá tocando el turno a otras parroquias. Y el párroco receptivo a las sugerencias que formuléis en este sentido los feligreses en general y los Consejos parroquiales, donde los hay, en particular.


OPINION:

Seguimos con el monotema…

Hemos tenido una doble celebración por las víctimas de la pandemia: una civil y otra religiosa.
Los obispos se adelantaron anunciando la suya y el Gobierno organizó una ceremonia laica en la Plaza del Palacio Real.
Nada que objetar a ello. Sobre la Misa un par de comentarios.
No la “presidieron” los Reyes, como se empeñó en afirmar algún medio, pues no entra en sus funciones, sino que la presidió monseñor Osoro, que lo hizo bien: celebración sobria, bellos cantos y homilía pertinente.
Aunque tardaron en decidirse, acudió la Familia Real y ello parece que animó a otras autoridades civiles, que estaban dudosas y se apuntaron a última hora.
Hubo quien se enfadó mucho, porque no estuvo el Presidente del Gobierno, pero no será un servidor quien suscriba esa queja.
Ya no estamos en tiempos de “funerales de Estado” y las celebraciones religiosas en principio son para creyentes y practicantes.
Si alguien más quiere acudir, es bien recibido, pero no hay por qué echarles en falta.
Sí me llamó la atención que algunos familiares de víctimas de la pandemia, que no eran católicos o practicantes, se quejasen de que la Iglesia tuviese en cuenta en la celebración a los suyos.
Pues tienen doble trabajo: enfadarse y desenfadarse, porque rezar y celebrar misas por los difuntos, sean creyentes o no creyentes, no nos lo puede quitar nadie.
Se lleva haciendo veintiún siglos y se va a seguir haciendo, porque además es una obligación para nosotros.
La tele pública, que curiosamente había retransmitido el mes anterior el funeral del afroamericano George Floyd, no consideró de tanto interés el funeral por los miles de víctimas de la pandemia.
El sectarismo de la directora del ente, Rosa María Mateo, en evidencia una vez más, pero lo peor es constatar que en más de cuarenta años de democracia no hemos tenido un solo Gobierno que no manipulase los medios de comunicación públicos.
La celebración laica, por su parte, sin ser un desastre total, me pareció un “quiero y no puedo”, que resulta más breve que decir “quiero y no sé cómo hacerlo”.
Y no lo digo precisamente porque en la lista de agradecimientos que se hicieron no hubiese la más mínima mención a la Iglesia.
Tampoco la hubo para el Ejército, dicho sea de paso, que también se la merecía.
Tampoco lo digo porque la sanitaria que intervino aprovechase la coyuntura para hacer apología de la sanidad pública.
Tampoco lo digo por el modelito que llevaba la Presidenta del Senado.
Y tampoco lo digo porque el doctor Simón, al que han convertido en el bufón de la pandemia, con su “hoy digo, mañana desdigo”, luciese en el acto una mascarilla con tiburones…No dejan de ser cuatro “pecados veniales”, por utilizar nuestra terminología.
Lo digo porque quedé con la impresión de que faltaba algo, de que aquello no tenía contenido ni calidez, aunque supongo que los no creyentes podrán decir algo parecido de la ceremonia religiosa.
Aquellos siete círculos humanos en torno al pebetero encendido, las rosas blancas, la música de Brahms, el poema de Octavio Paz, las palabras del Rey y de los otros dos oradores…me recordaron los minutos de silencio que se hacen ahora para tantas cosas: nada con sifón o la cáscara vacía de la oración.
En la Misa nos dirigimos a un Dios que conoce por su nombre a todos los difuntos, incluso a aquellos que no “entraron en la estadística”, incluso a aquellos cuyos restos nadie reclamó.
Por cierto, sigue el inaceptable baile de cifras.
Hace días desde Madrid nos daban un número de víctimas del virus aquel día y en la misma jornada sólo desde Cataluña nos daban una cifra mayor. ¿Cómo se come eso? En fin, por mejorable que fuese el homenaje laico a las víctimas, no es excusa para que no acudiese al mismo una representación eclesial.
Por eso estaban allí los obispos Osoro y Argüello, respondiendo a la invitación que se les hizo.
Pero esa presencia de los prelados en el llamado Patio de la Armería fue criticada duramente más o menos por los mismos que se quejaron de la ausencia del presidente Sánchez en La Almudena.
Entre esos críticos cabe incluir, indirectamente al menos, al obispo de Córdoba, don Demetrio.
Una cosa es que para los católicos no sea necesario ese acto y otra muy distinta es que, si otros lo organizan, debamos unirnos a ellos, máxime si somos invitados.
Pues claro que debemos, aunque el evento tuviese un algo de jugada para la galería y de autobombo gubernamental.
En fin, habrá que ir acostumbrándose a estos rituales laicos y quizás con el tiempo los vayan mejorando.
Por lo demás, llevamos unas semanas disfrutando lo que no pudimos disfrutar durante el encierro: encuentros familiares, deporte al aire libre, el refresco o el vinito en la terraza…, pero hay rebrotes y el peligro sigue ahí.
¿Toleraríamos un nuevo confinamiento? ¿Qué pasaría con la economía, bastante tocada ya, si la cosa se vuelve a complicar? ¿Más tiempo los niños sin cole?...Mientras no haya vacuna, no debemos bajar la guardia ni a nivel individual, ni colectivo. Los ciudadanos debemos tomar las precauciones que nos mandan y las autoridades velar porque las cumplamos.
Y, si no se hace, pasará mucho tiempo hasta que podamos hablar de la pandemia en pasado.
Y los cristianos estamos obligados doblemente: como ciudadanos por un lado y porque nos lo exige el quinto mandamiento por otro.
El “no matarás” incluye todo aquello que ponga en peligro tanto la vida ajena como la propia.
No lo olvides, paciente, lector-a.

J. Manuel Fueyo Méndez