UPAP de la Marina
UPAP

Arciprestazgo de Villaviciosa




Prensa católica

Angel Cabrero Ugarte

Religión confidencial

Inutil

Este es un artículo inútil, porque por muchos argumentos que esgrima en estas líneas, las cosas no van a cambiar. No obstante y ante la posibilidad de que el mensaje llegue a una familia o dos, o sea, ante la posibilidad de que no sea totalmente inútil, me dispongo a expresar mi opinión sobre los regalos de reyes. Este podría ser el título, pero me parece más propio el que he puesto.

Tenemos una tradición larga sobre los regalos de Reyes, pero a mi modo de ver la contradicción que supone esta costumbre es algo que va en aumento según pasan los tiempos o, quizá, sobre todo, según aumenta el consumismo capitalista desatado y disminuye la visión cristiana de la vida. Que haya una costumbre de hacer algún regalito recordando a los Magos de Oriente que vinieron a adorar a Jesús, bueno, no es muy defendible, pero pase.

Lo preocupante es que la costumbre de regalar es desmedida. Lo que es peor, parece como si lo central de las fiestas navideñas sea el gasto desorbitado en regalos con bastante frecuencia exagerados. El hecho de que la iluminación callejera de las ciudades en Adviento la paguen los comerciantes es todo un símbolo. Las fiestas navideñas para mucha gente no son más que tiempo de comilonas entre amigos y colegas y luego en familia y, sobre todo, en el tiempo de los regalos, que pueden venir en la fiesta misma de Navidad o en Reyes, o en ambas ocasiones.

Creo que para familias de más práctica religiosa, en las que hay una preocupación por una auténtica educación de los hijos, estas costumbres materialistas, no cristianas, deberían cambiar. Por ejemplo, dando especial importancia a montar un belén, un nacimiento, con tiempo, con dedicación, con esplendor. Algo muy llamativo y atrayente para los hijos, desde muy pequeños.

Y luego acostumbrar a los niños a unos regalos sencillos, de poca monta y muy directamente relacionados con las fiestas que se celebran. Unas figuras nuevas para enriquecer el belén de la casa, una imagen de la Virgen con el Niño para que lo ponga en su habitación, un juego colectivo, donde puedan los hermanos juntarse a jugar las tardes de los domingos, o algún artículo de cierta utilidad para llevarlo a la parroquia para entregarlo a los pobres. O alguna prenda de vestir que el niño está necesitando o que pide para el deporte.

Inútil. Tengo la impresión de que esto es, básicamente, inútil. El ambiente consumista es algo tan impregnado en la sociedad capitalista nuestra que cambiar la mentalidad de la fiesta de Reyes, para volver a como era hace treinta o cuarenta años es esfuerzo inservible.

“Los hijos se ‘percataban también’, por supuesto, de que los padres ‘hacían enormes renuncias’ por su bien y ‘trataban de estar a la altura’. y precisamente gracias a ello, en un clima de gran sencillez ‘había lugar también para mucha alegría y, cómo no, para el amor mutuo’. En último término, la situación tuvo la ventaja de que ‘éramos capaces de alegrarnos por las cosas más pequeñas’. Y justo eso es algo que ‘no se puede vivir cuando se es rico’”.

La cuestión pendiente es, cuántos padres se preocupan de formar a sus hijos en el desprendimiento de las cosas materiales. ¿Es inútil que se recuerden estas cosas? Con una familia que me diera la razón leyendo esto ya merecería la pena haberlo escrito.