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Prensa católica

Bruno Moreno

InfoCatólica

Bendición embotellada

No es necesario reinventar la rueda a cada momento, basta mirar un poco alrededor y aprender de otros. En la Iglesia hay infinidad de parroquias donde se hacen cosas estupendas que pueden simplemente copiarse, porque, como decían los antiguos, bonum diffusivum sui, el bien tiende a difundirse.

Por ejemplo, cópiese lo que se hace en la parroquia de la foto. No hay nada más fácil que llenar pequeñas botellitas con el agua bendita de la pila bautismal de la vigilia de Pascua y repartirlas el domingo siguiente entre los fieles a la salida de la Misa. Es un signo precioso de la Resurrección de Cristo celebrada en la vigilia, del bautismo de los catecúmenos y de la alegría pascual después del desierto de la Cuaresma.

Además, por supuesto, siempre es bueno que los cristianos tengan agua bendita en sus casas. El agua bendita es un magnífico sacramental y solo las modas secularizadoras que han agostado la Iglesia acabaron con esa benéfica costumbre. A todo el mundo le gusta el agua bendita, menos al demonio, que huye de ella como un gato escaldado. Los cristianos somos herederos de una bendición y debe notarse.

Hace falta muy poco dinero para comprar unas botellitas de plástico, pero, si la parroquia está corta de fondos, les contaré un secreto: la gente está infinitamente más dispuesta a dar una donación para algo concreto (como comprar las susodichas botellitas) que de forma abstracta para las necesidades de la Iglesia. No será difícil encontrar un patrocinador para el reparto de bendiciones pascuales.

Esta buena costumbre se puede ampliar a los bautismos que se realizan durante el año, repartiendo al terminar unas botellitas de recuerdo con el agua bendita que se ha empleado para bautizar al niño. La psicología más básica indica que todos los asistentes estarán encantados de “llevarse algo” a casa y, al mismo tiempo, se les estará entregando un poderoso sacramental y, sin que se den cuenta, estarán recibiendo una catequesis sobre la bendición que Dios tiene preparada para los que le aman. Incluso, si queremos rizar el rizo, se puede poner en la etiqueta el nombre del niño y la fecha para que los familiares se acuerden de rezar por él en el aniversario del bautismo.

A veces, hacer algo bueno requiere un esfuerzo heroico, pero en otras muchas ocasiones solo hay que levantarse del sillón y quitarse de encima la pereza de seguir con lo mismo de siempre. Que, al menos, Cristo no tenga que reprocharnos no haber hecho el bien cuando era fácil.